viernes, 28 de octubre de 2011

Decir adiós - Saying goodbye

Decir adiós no es fácil. Cuando ayer estábamos recogiendo de mi despacho las fotografías y los recuerdos de encima de los muebles, empaquetando los libros en cajas, ordenando los papeles para llevar, a mi secretaria Eli y a mí se nos aguaron los ojos...porqué ambos entendimos que estaba dejando atrás todo un periodo de su vida, unos compañeros de trabajo, unos amigos, hermanos, tu propia casa y de momento hasta la familia. Días de despedidas, de adioses, de deseos de buena suerte, de recibir consejos...y uno no puede dejar de preguntarse si valdrá la pena, dejar atrás tantas personas queridas para ir al encuentro de lo desconocido, de la aventura, de un mundo por descubrir. Definitivamente, decir adiós no es fácil.

Saying goodbye is not easy. When yesterday we were in my office picking  up the pictures and souvenirs that were over the furniture, packaging the books, tiding up the documents to take with me, both my assistant Eli and me we got teary-eyes...because we understood that I was leaving behind a piece of my life, work colleagues, friends, siblings, my home and by now my family as well. Days of farewell, of goodbyes, of wishes of good luck, of receiving advices.... and one cannot avoid wondering if it's worth, to leave behind so many loved people to meet the unknown, the adventure, a world to discover. Definitively, saying goodby is not easy.



Y entre todas las despedidas que me han hecho en el trabajo uno se queda lógicamente con la más sentida, la más natural y la más sincera. Y esa fue la que me brindó mi equipo de la Dirección de Siniestros en España. Carlos, Sonia, Carmelo, José Mª, Mario, Javier, Eli y Sascha. Bien es cierto que nos faltó Lluis. Sin sensiblería, sin artificios, aquella que transmite admiración por la valentía del paso dado, respeto por la decisión tomada, agradecimiento por todo lo logrado juntos, disfrutando de los últimos momentos con serenidad y alegría aún sabiendo que mañana no será igual. Ni mejor ni peor, sino distinto. Mueves una ficha y todo se descompone, te sientes culpable por ello, hay que volver a ordenar el puzzle, a darle sentido y coherencia, y cuando vuelves a mirarlo la imagen es diferente aunque la mayoría de las piezas son las mismas. Ni una lágrima, ni una recriminación, ni un perdón. Decir adiós así es más fácil. Gracias por ello, amigos...y buena suerte!

And among all the goodbyes received in the company, one chooses the most heartfelt, the most natural and the most sincere. And this was the one that offered me my team of Spanish Claims Executive Committee. Carlos, Sonia, Carmelo, José Mª, Mario, Javier, Eli and Sascha. It's true that we missed Lluis as well. Without sentimentality, no tricks, the one where you can feel admiration for the courage of the steps done, respect for the decision taken, thanks for all accomplished together, enjoying the last moments with serenity and fun knowing that tomorrow will not be the same. Neither better nor worse, just different. You move a card and everything breaks down. You feel a little guilty about it, the puzzle must be rearranged, and be given meaning and coherence, and when you look again to the picture is pretty different still the although most pieces are the same. No tears, no recrimiation, no forgiveness. A play ends and a new performance starts. Saying goodbye in this way is easier. Thank you for that my friends...and good luck!


Por supuesto tener que decir adiós a mi mujer y mis hijos es diferente. Pero a ellos no les digo adiós ...o por lo menos no en este momento...aún me quedan unos pocos días para disfrutar de su compañía, así que ya escribiré sobre ello en otro momento.

Of course to have to say goodbye to my wife, son and daughters is a different thing. By I'm not going to say goodbye to them...at least in this moment...there are still some few days to enjoy them, so I will write about it later.

1 comentario:

  1. Decir adiós, efectivamente no es fácil. Por eso algunos mo queremos detenernos en ese momento y preferimos recortar el momebto y frente a un ascensor que ya señala su llegada, repartimos dos besos y decimos una frase manida, como las que se suelen usar ante las vacaciones de verano o Navidad... tal vez porque eso nos da la sensación de que volveremos a vernos de nuevo pronto y de que a áquel que parte de viaje con las maletas cargadas de ropa, sueños, nuevas responsabilidades, libros, algún temos y muchos recuerdos, le hacemos más fácil la despedida. También, quizás, porque sabemos que si algo bueno tiene la era de la tecnología es que podremos seguir conectados, más allá de los océanos, las diferencias horarias o la distancia... y así, en una noche española una vecina que nunca te pidió sal, pero que sabía que si te la pedía, se la darías, podrá decirte "¡hasta luego, Félix!". Un beso. Chelo

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